Mi abue se murió. Veo que se ostentan fácil las desgracias en público, y que se suele llamar la atención de muchas formas. A mí no me gusta hacerlo con la muerte. Nadie me pidió que escribiera y aquí estoy haciéndolo. "¿Qué opina el nieto más querido?".
Hay quien realiza mejor esto queood y que lidia mejor que yo con los abrazos y con las muestras de afecto. No pido que deseen vida eterna a mi abuela, porque no creo en Dios y tampoco en la metafísica. El descanso eterno y la paz, los tiene mi abuela asegurados porque son el mínimo común de todos los muertos. La paz a los vivos, en cambio, sí es algo que desear y por lo que trabajar.
Acompañarme en la pérdida
La pérdida de mi abuela la sufrí hace varios años. Un ser humano es su mente y sus recuerdos. Ella se fue de mi lado cuando dejó de reconocerme. Lloré y me sequé. Ahora no me quedan más que recuerdos viejos, afortunadamente divertidos y valiosos. Estoy seguro de que yo le di a ella muy buenos recuerdos también.
Con mi abue aprendí a comer sin cubiertos, doblando la tortilla en un triángulo y usándolo de cuchara. Eso es cultura mexicana indígena y me siento orgulloso y rico por recibirla y transmitirla. Otros recuerdos los dejaré en privado, porque pueden ponerse interesantes y unas lineas arriba compartí que no me interesa cosechar ningún aplauso, ningún abrazo o apapacho inmerecido.
Recuerden ustedes y no olviden. A qué huele y a qué sabe la vida.