No recuerdo quien me dijo que Lisboa es la ciudad más bella del mundo, pero tampoco olvidé la recomendación, por suerte. Así que aquí estamos. Debo decir que la ciudad no ha quedado a deber. Lo que la diferencia de otros lugares señoriales es su espíritu, vivo, lejano de las ciudades turísticas renovadas, tan cercanas a los parques de diversiones.
Por la calle vemos casas-monumentos históricos habitadas por perros callejeros, borrachines, sombrillas hurtadas de algún bar. También palacios, dignos de albergar a los seres humanos más ilustres del país...
... y leyendas. La más hermosa de ellas es la del burócrata de múltiples personalidades y ligera sensibilidad, como la pluma de un gallito que se eleva por la brisa del mar. Fernando Pessoa, quien dijo:
De Pessoa y de Saramago, que nos han dejado trabajar en su biblioteca y sentarnos a su mesa, tendremos que hablar en particular muy pronto. Mientras tanto, la primera imagen, bestia mitológica que aparece entre los símbolos de Portugal.
Oh mar salado, cuánta de tu sal son lágrimas de Portugal
De Pessoa y de Saramago, que nos han dejado trabajar en su biblioteca y sentarnos a su mesa, tendremos que hablar en particular muy pronto. Mientras tanto, la primera imagen, bestia mitológica que aparece entre los símbolos de Portugal.