Que no les pase de largo, fotógrafos


Alguien del grupo de Flickr llamado "Arquitectura Poblana" comentó con un emoticon de extrañeza esta foto. Se trata, seguramente, de extrañeza porque mi horizonte está caído, porque mis personajes están muy cerca para ser insignificantes y muy lejos para ser protagonistas. También, supongo, que no estoy cuadrado ni a la arquitectura colonial que nos dio el estatus de "Patrimonio Mundial", ni a la arquitectura moderna, que ha de posicionar a la Puebla entre las megaurbes. Qué digo "megaurbes": "megaubres" del continente.

En fin, soy un desastre como fotógrafo. Raúl Gil debería dirigirme la palabra sólo para retirármela al instante. Lo que no calculan, fotógrafos de zooms del tamaño de un fémur, es que al policía está a punto de caerle un tinaco rotoplás de mil litros y que el otro hombrecillo lo rematará, de un mesazo de té de tres patas y media. Eso, en buen castellano, se llama oportunidad.

La escopeta de la película

 Por Luis Ricardo

Voy a dar un palomazo de clase de Lenguaje Cinematográfico el lunes. Veremos Shooting list, storyboard y plantillas; o sea, realización. Algo que no veremos en clase es lo siguiente.

Jesús Moisés Rodríguez y Rubén Mendoza en Los Bastardos

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En Los Bastardos (Amat Escalante, 2009), cuando la mujer fuma su crack, la cámara empieza a  ondularse, un movimiento casi imperceptible. Tan imperceptible que, tal vez, si se viera en la tele no se notaría. Ni en el ipod. En el cine, sin embargo, algo nos da náuseas. Esa tensión mental del personaje ya la habíamos conocido en Mulholland Drive, en la secuencia de la pesadilla de la cafetería, pero sin náuseas.

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Decía don Amat que él había querido hacer un western, y claro que lo hizo. No  sólo de llegar antes que el adversario por la pistola, sino de llegar antes que el adversario por la escopeta. Amat Escalante sabe muy bien que, como buenos mexicanos, no nos toca un revólver, sino una escopeta. Un poncho, un bigote. Este hombre sí conoce y quiere el género, no como Ang Lee y su romance de vaqueros.

Amat nos regala un recurso memorable. El panning que une   ̶o separa  ̶ a los hermanos, metidos en un lío del que todavía no tienen idea. Primero vemos a Rubén, que toquetea el piano, giro a la derecha, Jesús está a punto de toquetear a la mujer. Ya escucho la pregunta de Ayala Blanco: ¿El giro los une o los separa?

El analfabeta político / Bertolt Brecht