Al parecer fue estupenda la presentación de Mafalda inédita en la FIL. Con sala llena, Quino mandó a la directora de la Feria Internacional del Libro a un rinconcito por llegar tarde y defendió hasta el final su neurosis contra los autógrafos ("yo dibujo para todos, no quiero más a alguien si le doy un autógrafo", "Mi firma está en todos lados, en las portadas, en las contraportadas, en cada dibujo, y es igual siempre").
Quino imaginó que Mafalda hablaría hoy de la esperanza desproporcionada que la gente tiene en Barack Obama; de la falacia del cangrejo enlatado ("El cangrejo de lata no es cangrejo, si se miran las letras pequeñitas"), y hasta del sentido de la revolución —“antes sabías que matabas al rey y el asunto cambiaba, ¿ahora a quién hay qué matar?... Yo empezaría por Bush”—.Luego anunció otra firma de autógrafos.