Pensaba en lo rápido que se van sucediendo las 'eras' por estos días. Yo asistí al comienzo del blog, deletreé muchas veces 'blogspot' para la gente que me veía con cara de "¿de verdad esperas que me aprenda eso?"; viví su etapa dorada, cuando te reconocían los amigos de tus amigos por tu foto de perfil. También se caracterizó porque todos sonábamos exóticos diciendo que nos veríamos con "Andrómeda" y que nos habíamos peleado con "Malakatonche".
Finalmiente padecí su decadencia y caída, caracterizadas por la existencia del blog de Arturo Brizio Carter.
Mi abuelo, que tuvo un gran éxito reparando medias en los cincuenta y vendiendo pelucas en los sesenta, no pudo adaptarse a la locura setentera de los tintes, las mechas, los rayos y bases. Su clientela envejeció con él. Así es este blog. Mi madre hace poco fue a una estética y pidió a la señorita que le hicieran rastas.-¿Rastas? preguntó la señorita, admirada. -Sí sí, rastas, luces en el pelo, contestó mi madre.
-Aah, barridos.
Un bloguero con un colmillo más desarrollado se adaptaría a estas nuevas épocas. Rápidamente metería videos y fotos del género simpático, o noticias del futuro tecnológico, de todos tan temido. Yo, que a fin de cuentas soy tan Hernández como mi abuelo, dejo mi blog como ha estado siempre, a la espera de que el gusto del respetable vuelva a las medias que se reparan y a las pelucas de cabello genuino.
*Dado redondo, poema objeto de Joan Brossa