Ojalá podamos refundir a Echeverría en la cárcel, como logramos con Pinochet. Matar cientos de estudiantes, vía el ejército, fue definitivamente cruzar la línea entre lo autoritario y lo francamente genocida.
¡Y cuántas cosas nos recuerdan hoy en día ese 68! Por ejemplo las señoras de la vela perpetua -empezando por el púlpito virtual de Serrano Limón-, el Jacobo Zablulópez Dóriga, el Carlos Marín tipo García Valseca, el ejército protagonizando la vida pública, el hocicón Calderón y el Mouriño echeverrizado. Pero sobre todo, la gente saliendo a las calles a protestar.
Viva el pueblo organizado. Viva la imaginación.
Para todos los compañeros del CAF!